Relaciones Venezuela-Malasia (1986-2008)


Recién entrada la segunda mitad del siglo XX, durante el proceso de independencia, el gobierno colonial británico enfrentó una rebelión popular en la península malaya, que al cabo de once mil vidas pudo ser contenida. Es así como los territorios malayos, que desde 1785 fueran protectorado británico a raíz del establecimiento de una base militar en el Puerto de Penang, se convertían para 1955 en una federación soberana de estados. Sin embargo, no fue sino hasta el 16 de septiembre de 1963 cuando se conformó una nación llamada Malasia, integrada por 14 estados, entre los que se encontraban los territorios de Malaya, Sarawak, Sabah (antes denominada Borneo del Norte) y Singapur, cuyo retiro pacífico en 1965, originó la creación de un nuevo país.

Esta tierra encantada se encuentra situada en el corazón del sureste asiático y está conformada por dos pedazos de tierra separados por el Mar de la China: Malasia Peninsular, que limita con Tailandia y Singapur y Malasia del Este en la parte norte de la Isla de Borneo que limita con Indonesia y Brunei. Allí convive una mezcla de culturas tan diferentes como la hindú, la china (alrededor del 35% de la población) y la malaya, que son la mayor parte de la gente (más del 50%) y descienden directamente de la población originaria del lugar, tribus muy antiguas que aún hoy conservan su identidad dentro de una sociedad cosmopolita y compleja. Todos ellos pasaron de ser un conjunto de reinos hindúes a mediados del milenio pasado, a convertirse al Islam y ser gobernada por sultanes, que son los jefes de cada uno de los sultanatos que originalmente eran estados independientes y que según las leyes del actual estado malasio, conforman el Consejo de Gobernantes, que funciona como un consejo moral nacional y que eligen un jefe supremo o Yan di-Pertuan Agong, que tiene a su cargo la Jefatura del Estado por cinco años; además hay un Parlamento Federal electo popularmente por votos directos y secretos, ante el cual un Primer Ministro, que es el Jefe del Gobierno y su Gabinete se responsabilizan por el curso de las decisiones del gobierno nacional.

Desde 1968 los diplomáticos venezolanos, primero de la Misión en el Reino Unido y luego de la de Hong Kong, remitían a Caracas informes sobre la cuestión malaya. Sin embargo, no parece haber rastros de alguna comunicación oficial entre el Estado venezolano y la nación malasia. Inmediatamente después de las elecciones generales de 1969, la Alianza política ganadora se enfrentó con una oposición encarnizada que propició serias alteraciones, sobre todo en los territorios de Sabah, a raíz de lo cual se recurrió a los poderes de emergencia, con los que se impusieron restricciones políticas importantes hasta 1971. Tun Abdul Razak, el primer Premier malayo convirtió la coalición gobernante en el Frente Nacional Panmalayo, para terminar venciendo de nuevo, tanto en las elecciones de 1974 como en las de 1978. En 1981, Mahathir bin Mohamed se convirtió en el Primer Ministro y en el artífice tanto de la restricción del Yang.di-Pertuan y del Consejo de Gobernantes para vetar las leyes, como de la supresión de la inmunidad en los juicios de éstos, de sus familiares y allegados, comenzando así mismo un período en el cual se intentó posicionar a Malasia como un país industrializado. Y así, Malasia que tradicionalmente fue un exportador de materias primas como hule y madera, en esta nueva etapa impulsó su modernización, propiciando que el país se volviera exportador de insumos de computación y un importante prestador de servicios turísticos.
En 1984, la diplomacia venezolana manifestaba cierto interés por la realidad nacional malasia (No. 2 y No. 3), porque aunque lejanos geográficamente, parecían coincidir en características socio-económicas y en intereses geopolíticos, lo que se había evidenciado por un lado, en la pertenencia a organismos multilaterales, novedosos para ese momento, tales como el G-15, el G-77 y el Movimiento de los países No Alineados, que intentaban escaparse de la bipolaridad de la llamada Guerra Fría; y por el otro, en su disposición a la modernización, que por esos momentos parecía implicar necesariamente la globalización. De hecho, en mayo de 1986 los dos países se encuentran en la II Conferencia para la Cooperación Sur-Sur en Kuala Lumpur, a raíz de la cual el Primer Ministro malasio remite una comunicación al Presidente venezolano, invitándolo a nombrar un delegado para la comisión ad-hoc que fue conformada. Sin embargo, no es sino hasta el 18 de diciembre de 1986, cuando por medio de un comunicado conjunto firmado en Nueva York, Venezuela y Malasia establecieron relaciones diplomáticas con el deseo de promover un acercamiento entre los dos países, intentando así dar un paso hacia la cooperación más efectiva y al estrechamiento de los lazos económicos.

Bien podría decirse que las relaciones diplomáticas entre estos dos países del Sur estuvieron caracterizadas en su primera etapa por paulatinos avances y desaceleraciones, debido posiblemente a los cambios en las estrategias geopolíticas de cada nación en cada momento. Por ejemplo, a pesar de que en fecha 29 de diciembre de 1986 fue solicitado el placet para el Embajador de Malasia ante el Gobierno de Venezuela con residencia en Brasil, pasaron varios meses antes de que el Embajador de Venezuela en Indonesia se acreditara ante el Gobierno de Malasia en enero de 1988. Pero por otro lado, en ese mismo año Venezuela apoyó la elección de Malasia como. Miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para el período 1989-1990. Posteriormente, en dos oportunidades el Embajador de Malasia informó a Venezuela sobre el deseo de su Vice-Primer Ministro, el señor Abdul Ghafar bin Baba de realizar una visita oficial a este país, primero entre el 1 y el 4 de octubre de 1989 y después entre el 3 y el 6 de marzo de 1990, peticiones que fueron presentadas en sendos Puntos de Cuenta al Ministro de Relaciones Exteriores venezolano, sin obtener respuesta, por lo que dichos planes fueron cancelados. Así mismo, a principios de 1990 el Embajador venezolano remitió un telex al Despacho del Ministro en el que informaba que el enviado especial con nivel ministerial ante la Organización de Naciones Unidas deseaba visitar Venezuela, para tratar lo relativo a la reunión del G-15. No se encontró documento alguno que indique si la visita llegó a realizarse o no o las razones por las cuales sucedió de esa forma.

Sin embargo, aunque no está documentado, el Presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, con ocasión de la Reunión del G-15 en Kuala Lumpur en marzo de 1990, debe haber extendido una invitación al Primer Ministro malasio para visitar Venezuela, a raíz de lo cual en junio de ese mismo año, el Embajador de Malasia informó la disposición del señor Mahathir, de atender dicha invitación, realizando una visita oficial a Venezuela.

El Embajador García Coronado, escribía en julio de 1990:

“Como puede observar en la lista de personas que acompañará al Primer Ministro y como el suscrito pudo constatar en sus conversaciones como los funcionarios malasios, el gobierno de ese país ha puesto un especialísimo interés en esa gira oficial, que ha sido definida por dichas autoridades malasias como la de mayor alcance y de mayor cobertura que el país asiático ha organizado con cualquier otro país fuera de esta región.
(...) la intención que tiene el Primer Ministro es de lograr la firma del mayor número de acuerdos, principalmente el de cooperación económica y técnica (...).
Uno de los aspectos en los cuales el gobierno malasio ha hecho énfasis es en el del seguimiento de los acuerdos que se firmen. (...)”.

Y tal como fue planificado, en los primeros días de agosto del año 1990, el Primer Ministro malasio Dato Dr. Mahathir Mohamed realizó una visita oficial a Venezuela, en la que Malasia, entre otras cosas, demostró mucho interés en el uso de la capacidad y experiencia en la refinación de crudos que tiene Venezuela y en las líneas de investigación energética desarrolladas por el INTEVEP en aquellos momentos. Igualmente consideraba que su experiencia sobre el comercio con Japón podía ayudar a Venezuela a penetrar ese mercado, así como nuestra experiencia en el mercado norteamericano podía ayudarlos a ellos en la penetración del mismo, proponiendo una unión de complementarios para abordar los mercados de la CE. Así mismo, se mostraron interesados en la posibilidad de una asociación industrial para producir en Venezuela aceite de palma y caucho vulcanizado, con tecnología y materia prima malasia y mano de obra venezolana. En función de ello se firmaron varios convenios bilaterales, que con una sola excepción, el Acuerdo Comercial, nunca fueron ratificados por el Congreso de la República de Venezuela, por lo cual no llegaron a entrar en vigencia.

El Embajador García Coronado, remitía un informe en septiembre de 1990, sobre las reuniones realizadas por él con los malasios, a raíz de la visita a Venezuela y de las firmas de los Acuerdos Conjuntos, en las que pudo comprobar que todas las instancias de acción tenían órdenes de establecer lo más pronto posible y en el nivel más estrecho, contactos de tipo comercial, industrial y cultural con Venezuela. Las afirmaciones del Embajador venezolano y las acciones del gobierno malasio demostraban que la visita oficial del Premier malasio a Caracas había sido muy importante para ese país; sin embargo, las dilaciones oficiales sugieren que en Venezuela no había ya el mismo nivel de disposición o de interés, porque después de dicha visita y de la firma de los diferentes acuerdos bilaterales, Venezuela ni siquiera exoneró a los malasios de la visa de entrada, tal como los venezolanos no necesitaban visa para entrar en Malasia, a pesar de las repetidas peticiones que hicieron al respecto los malasios, invocando tanto la reciprocidad como la firma del Acuerdo de Cooperación. Además después de la firma del Acuerdo de Cooperación Técnica y Económica, a pesar de la insistencia de los malasios por iniciar lo más rápidamente posible el trabajo, Venezuela pospuso en varias oportunidades el establecimiento de la fecha de la Primera Reunión de la Comisión Mixta de trabajo.

Así las cosas, el 1ro. de octubre de 1990 se estableció una Misión Diplomática en Venezuela, encabezada por un Encargado de Negocios a.i., Consejero Ahmad Makhtar Selat, con el deseo de incrementar las relaciones entre los dos países y continuar una estrecha cooperación dentro del contexto de las relaciones Sur-Sur. Por razones de reciprocidad y dadas las perspectivas de expansión económica en el área, además de los cambios políticos que había posibilidad de que sucedieran cuando Hong Kong dejara de ser un enclave colonial británico en 1997 y de acuerdo a las decisiones adoptadas por el G-15 para la intensificación de las relaciones tanto políticas como económicas entre sus miembros, el Gobierno venezolano decidió el 29 de octubre de 1990 el establecimiento de una representación diplomática con nivel de Embajada en Kuala Lumpur, la cual comenzó a funcionar a partir de enero de 1991.

Ahora bien, ese mismo mes, se llevó a cabo una reunión de coordinación nacional en la Dirección de Cooperación Internacional de la Cancillería venezolana, para evaluar el estado en el que se encontraban los compromisos contraídos en agosto de 1990, siendo el resultado de esa reunión muy poco alentador. El BCV indicó que el Convenio Bilateral de Pagos estaba por firmarse; IPOSTEL expuso que aunque había poco flujo de correspondencia, ellos habían transmitido a las autoridades malasias un proyecto de Acuerdo, reglamentado por la Unión Postal Universal; PDVSA señaló que las propuestas de cooperación binacional apenas se encontraban en fase de estudio preliminar y de darse, las acciones podían tener efecto a mediano y largo plazo. Estos eran apenas los organismos nacionales que tenían alguna disposición a la colaboración entre las dos naciones.

Sin embargo, las demás intervenciones parecían expresar aún menos productividad. La CANTV señaló que en vista de su inminente proceso de privatización no estaba en condiciones de avanzar en ninguna negociación sobre DDI y FAX, porque había la posibilidad de que la nueva administración pudiera desconocerla. En el mismo estado estaban las cosas en el área del transporte, en el que parecían surgir muchas trabas ante la posibilidad de establecer una relación marítima, por la necesidad de hacer modificaciones a la Ley de Reserva de Carga, que según los representantes del sector no estaba justificada por la ausencia de una relación comercial; y la relación aérea estaba muy complicada de establecer, porque el proceso inminente de privatización de VIASA limitaba cualquier negociación de esa naturaleza. El Ministro de Hacienda, por su parte, explicó que la posibilidad de importar aceite de palma a Venezuela era casi inexistente, porque las restricciones tributarias no podían ser modificadas, mientras que CORDIPLAN señaló a rajatabla que su posición era no asumir compromisos que no estuvieran en condiciones de cumplir. Igualmente el Ministerio de Educación indicó que no estaba en capacidad de comprometerse en nada en lo relativo al otorgamiento de becas; y la Dirección de Relaciones Culturales no creía que estaban dadas las condiciones para suscribir un acuerdo cultural, aún cuando estimó que se podían mandar algunos grupos de expresiones folklóricas. La minuta de esa reunión evidencia claramente la poca disposición a continuar el trabajo que se había iniciado con la visita del Primer Ministro malasio a Venezuela.

Después de varios intentos infructuosos, a principios de marzo de 1991 se efectuó en Kuala Lumpur la Primera Reunión de la Comisión Mixta, en la que se trabajaron algunos de los aspectos de los Acuerdos firmados en Caracas, a fin de acelerar la marcha con relación a lo acordado. El 29 de noviembre de ese mismo fue ratificado el Acuerdo Comercial entre Caracas y Kuala Lumpur, sin embargo, no hay evidencia de resultados concretos posteriores a dicha reunión. En julio de 1992, el Embajador de Venezuela en Malasia fue llamado por el funcionario de la Cancillería malasia encargado de las Américas, para consultarle sobre la versión de la prensa venezolana, según la cual el Gobierno cerraría la misión en Malasia, haciendo caso al informe de “una comisión del Despacho de Relaciones Exteriores” recomendando hacerlo. A la sentida comunicación del Embajador, el Vice-Ministro responde que la Embajada de Malasia en Caracas no confirmó con la Cancillería y que la información no era correcta. Sin embargo, esta información junto con la actitud vista en los informes sobre la reunión de la comisión mixta, hace suponer que Venezuela no tenía intenciones en profundizar las relaciones con Malasia.

Para mediados del año 1993 estuvo planificándose una visita oficial del Ministro de Información malasio a Venezuela, que fue finalmente suspendida en vista de los sucesos que en este país llevaron a que el Presidente de la República fuera despojado de su majestad como Jefe de Estado, enjuiciado por malversación de fondos y sustituido en la Presidencia por un Presidente interino. Las relaciones bilaterales se fueron enfriando, hasta el punto que Malasia retiró su Embajador de Caracas y los Acuerdos que estaban firmados quedaron definitivamente sin efecto por ambas partes. Venezuela estaba concentrada en sus relaciones con los Estados Unidos y con los organismos internacionales como el Banco Mundial y el FMI, con lo que se convenían empréstitos a largo plazo, comprometiendo toda la capacidad de negociación del país, mientras que Malasia era conocida por su actitud de enfrentamiento con los organismos multilaterales de financiación y por su acercamiento a naciones que defendían su autodeterminación, tales como Cuba y Vietnam.

En las elecciones de 1995, el Frente Nacional Panmalayo volvió a obtener el triunfo en las elecciones legislativas y las de 1999 permitieron la renovación del mandato gubernamental de Mahathir bin Mohamed, lo cual fue interpretado por las grandes transnacionales de noticias, como un paso más de un gobierno dictatorial, que contribuyó en el alejamiento de las relaciones entre los dos países. Durante la crisis económica en 1987, el Gobierno de Malasia rechazó las instrucciones neoliberales de los organismos multilaterales, que propugnaban las privatizaciones y las aperturas de las economías a los capitales transnacionales y adoptó un conjunto de medidas proteccionistas y nacionalistas, logrando sacar al país del foso económico en el que cayeron los Tigres del Asia. En primer lugar, se impuso un estricto control selectivo de capitales y un control de cambios, combatiendo así los capitales golondrina, así como el saqueo y la fuga; en segundo lugar se adoptó severos castigos a la bolsa de comercio y además, se aumentó el crédito bancario para la industria y la agricultura. Por último se dejaron de responder a los reclamos de pago de los organismos internacionales y demostraron que el neoliberalismo no es el camino para sacar a los pueblos del Sur de la pobreza, sino todo lo contrario.

Con el triunfo electoral del Presidente Hugo Chávez a finales de 1998 y el golpe de timón de la política internacional de Venezuela, se renovaron las intenciones de profundización de las relaciones bilaterales entre Malasia y nuestro país. A mediados de octubre de 1999, el Presidente de Venezuela, en visita oficial a Malasia, se reunió con el Rey Sultán Salahuddin Abdul Aziz Shah y con el Primer Ministro Mahathir Mohamad. A raíz de esta reunión, el Parlamento malasio aprobó la designación de un nuevo Embajador en Caracas y se firmó un Memorandum de Entendimiento entre empresas privadas de los dos países para sembrar y elaborar productos de aceite de palma, que alcanzó la suma de cuarenta millones de dólares americanos. “El gobierno malayo manifestó que trabajaría conjuntamente con el de Venezuela en los foros internacionales para promover un mundo multipolar.”

En noviembre del año 2000, después de casi diez años de la Primera Reunión de la Comisión Mixta malasio-venezolana en Kuala Lumpur, se reunieron en Caracas el Canciller venezolano José Vicente Rangel y el malasio Datuk Seyd Hamid Albar, con la finalidad de instalar la Segunda Reunión de la Comisión Mixta, para recomenzar el trabajo de colaboración bilateral interrumpido por todo ese largo tiempo. En mayo del 2001, el Presidente Chávez en visita de algunas horas a Malasia, propició la discusión sobre la cooperación en un Proyecto de siembra de palma aceitera en el sur del Lago de Maracaibo y en el norte del Estado Táchira.

Entre el año 2001 y el año 2005 parece haber un vacío documental en las relaciones entre los dos países. Esto por supuesto tiene su explicación en el contexto de la política venezolana, en la cual se sucedieron en esos años varios intentos fallidos de Golpe de Estado, por lo que el país estuvo sumido en la recuperación interna y en la lucha, a lo externo, por el precio del barril petrolero y en el inicio del planteamiento de la integración, como estrategia fundamental de soberanía de los pueblos del Sur.

Pero con la elección de Abdullah Ahmad Badawi como nuevo Primer Ministro de Malasia en octubre del 2005, continuaron profundizándose las relaciones de cooperación entre nuestros dos países. Ello queda demostrado en la visita que hizo el Viceministro para Asia, Medio Oriente y Oceanía, William Izarra, a finales de agosto del 2005 en la que se reunió con el Vice-Ministro de Cultura, Arte y Patrimonio, con el Sub-Secretario para Asuntos Bilaterales de la Cancillería malasia, con el Vice-Ministro de Finanzas, con el Vice-Presidente de PETRONAS, la empresa estatal de petróleos de Malasia y con el Vice-Canciller alterno. Así mismo, con la visita oficial a Venezuela en el mes de octubre de 2005, de una Comisión Técnica de PETRONAS, a fin de renovar la posibilidad de los acuerdos de cooperación entre PETRONAS y PDVSA. Tanto Venezuela como Malasia están en la búsqueda de nuevas formas de energía que no sean tan contaminantes y que propicien y favorezcan el desarrollo de las potencialidades de los pueblos del Sur.

En esta nueva etapa que se inicia con el triunfo de la Revolución Bolivariana en Venezuela, las relaciones venezolano-malasias se han reformulado a fin de dedicar todos sus esfuerzos a luchar en los foros multilaterales, como el Grupo de los 77 y China y el Movimiento de los No Alineados, en los cuales han tomado el liderazgo, en función de la lucha porque el mundo sea un lugar mas justo y para que los pueblos del Sur tengan una aproximación cierta a los beneficios de la modernización. A mediados del año 2006, Malasia tomó posesión de la Presidencia del Movimiento de los No Alineados y apoyó a Venezuela en su pretensión de ser parte del Consejo de Seguridad de la ONU, a fin de evitar la hegemonía neoliberal del imperialismo mundial, que es la causa de la pobreza de la gran mayoría de los pueblos y de la paulatina destrucción del planeta completo, a causa del calentamiento global.

Caracas, 2009